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Festival Juvenil de Teatro Grecolatino de Mérida

Actualizado: 14 abr


Este jueves los alumnos de Cultura Clásica, Latín y Griego de la E.S.O. y 1º de Bachillerato de nuestro centro viajaron a Mérida para asistir al Festival Juvenil de Teatro Grecolatino. Se aprovechó la ocasión para visitar el Museo Nacional de Arte Romano, un buen aperitivo para conocer el patrimonio romano de la ciudad que poco después veríamos in situ.

Por la mañana asistieron, junto con miles de jóvenes venidos de diferentes puntos de España, a la representación de Las Bacantes de Eurípides. Alegres, se sumaron a las olas que recorrían el graderío antes de la representación y se levantaron divertidos cuando, entre los centros asistentes, escucharon el nombre del nuestro. El silencio se abrió paso con el comienzo de la música y la entrada del dios Dioniso en escena para anunciarnos que había llegado a Tebas disfrazado de mortal: iba a conseguir implantar su culto en Grecia y a castigar a quienes no reconocían su origen divino.

El coro, muy lucido, fue sin duda el protagonista de la tragedia: armónico y sincronizado, comentaba lo que sucedía en escena y, para hacer el texto más inteligible, a veces representaba también lo que ocurría fuera de ella. A medida que pasaba el tiempo, el calor iba in crescendo, pero ni siquiera eso consiguió restar interés a la obra. Al finalizar la representación, fuimos a hacernos una foto con Quique, uno de los actores, que el día de las Olimpiadas del Mundo Clásico impartió el taller de Animación Teatral en el que nuestras alumnas disfrutaron tanto.

Por la tarde el sol ya daba de lleno en el teatro y entonces más que nunca echamos de menos el velum que en su día protegía a los romanos de las radiaciones solares. De nuevo teníamos en escena al grupo “Párodos” del I.E.S. Siberia Extremeña de Talarrubias, esta vez para representar, de una manera bastante libre, la comedia Asinaria. En ella no faltaron los jóvenes enamorados ni el esclavo avispado que consigue, a través de engaños, el dinero para que aquellos puedan estar juntos, pero sí se echó de menos una mayor fidelidad al texto original. Muy útil para la identificación de personajes y el seguimiento de la trama fue el sistema de megafonía, que, como un prólogo plautino, nos recordaba continuamente quién era quién y qué pretendía hacer. El tono más obsceno y chabacano que el de Plauto provocaba la risa del auditorio y las canciones, que los alumnos conocían a la perfección, eran cantadas también por ellos; e incluso se sabían las letras de temas de épocas pasadas. Está claro que los alumnos no dejan de sorprendernos.

Antes de salir del recinto, entramos a ver el anfiteatro romano.



Enhorabuena a los organizadores del Festival, que siguen trabajando año tras año sin vacilar para que todo esté a punto, y al grupo de teatro Párodos por llevar una vez a escena con tanto acierto el teatro grecolatino.

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