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Viaje a Atenas



La cultura de la Antigua Grecia ha sido siempre un referente para todo el mundo occidental; por eso, el hecho de visitar una ciudad como Atenas ha supuesto un privilegio para nosotros. Atenas es, sin duda, una ciudad muy polifacética y ha sido agradable comprobar que la antigua polis cuenta con más encantos que solo los heredados de la época de Pericles. Cabe destacar en ella una notable mezcla de culturas debido a las múltiples ocupaciones a las que el país heleno se ha visto sometido. Esta mezcla se manifiesta, entre otras cosas, en la multitud de iglesias de culto ortodoxo e iconografía bizantina repartidas por toda la ciudad y en la gastronomía, con notable influencia turca.

Centrándonos en el legado de Pericles y su época, cabe destacar la visita que hicimos al complejo arquitectónico y arqueológico de la Acrópolis de Atenas, junto con el odeón de Herodes Ático y el teatro de Dioniso. Dentro de la Acrópolis pudimos observar unas reproducciones de las Cariátides situadas en el Erecteion (sobre la tumba de Cécrope) y el Partenón, que, por desgracia, está en proceso de reconstrucción; también el templo de Atenea Nike resultó inaccesible debido a su reciente reconstrucción.

En el ágora griega nos impresionó el alto grado de conservación del templo de Hefesto, dañado a lo largo de la historia, como demuestra el impacto de una bala de cañón en una de sus columnas. Y aunque, por lo demás, ya solo se ven piedras desparramadas por el suelo en lo que fue una ajetreada plaza griega, causa sensación saber que por allí pasearon los principales filósofos, políticos y artistas griegos, y que incluso fue en una cárcel situada en ese lugar donde Sócrates se enfrentó a la muerte con valentía.

Otro punto importante en nuestra visita fue el Museo Arqueológico Nacional de Grecia, donde pudimos apreciar la famosa máscara de Agamenón, el tesoro de Atreo y una curiosa vasija micénica en la que se representa a una serie de soldados despedidos por una mujer. También nos impresionó una imponente escultura de bronce que representa a un dios desconocido (podría ser Zeus o Poseidón). Aún así, nada comparado con la belleza de los frescos cretenses situados en la planta superior. Por otro lado, ha sido curioso apreciar las diferencias entre las vasijas de la época oscura (con motivos geométricos) y las de las épocas arcaica y clásica, con figuras negras sobre fondo rojo y viceversa.

En el Museo de la Acrópolis pudimos observar los restos de Hecatompedón, de entre los cuales destaca el frontón; un gran número de estatuas de época arcaica, algunas de las cuales aún conservan parte de su color original, gracias a que fueron enterradas de forma ritual tras el saqueo de Atenas por parte de Jerjes durante las Guerras Médicas (concretamente, durante la campaña del 480 a.C.); cinco Cariátides originales o algunos de lo mármoles del Partenón.

Completamos nuestra recorrido por Atenas con la visita al estadio de atletismo Panathinaikó (“de todos los atenienses”) o Kallimármaro (“de hermoso mármol”), construido sobre el antiguo estadio griego con mármol del monte Pentélico, como el propio Partenón, y que fue sede de la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos en 1986. En su interior alberga todos los carteles de las Olimpiadas de la era moderna.

La visita a Micenas fue, sin duda, un cambio de ritmo, que supuso, sin duda, el punto álgido de la excursión para algunos de nosotros. El yacimiento de Micenas, incluidos los círculos de tumbas y θόλοι, constituye un ejemplo impresionante de arquitectura aquea.

El teatro de Epidauro sirvió a más de un alumno como inspiración para darse a conocer como artista.

En cuanto a la convivencia entre los alumnos de los diferentes centros educativos (I.E.S. Norba Caesarina, El Brocense, Profesor Hernández Pacheco y Francisco de Orellana de Trujillo ) hubo, en general, un ambiente tranquilo, cordial y de compañerismo; e incluso se generaron amistades.

Sin duda, un viaje cultural como este, en el que también hubo tiempo libre, que no restó espacio a yacimientos y museos, supone un gran aliciente y una experiencia enriquecedora para los alumnos que nos consideramos de Humanidades y que tenemos interés por la cultura. Excursiones así, valen, sin duda, la pena.


José Manuel Concepción Cano y Celia Soler Rubio, alumnos de 1º Bachillerato de Humanidades.

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